La curación u obtención de bienestar mediante determinados aromas y esencias no es algo reciente. Desde épocas antiguas, ya se utilizaban los aceites esenciales para beneficiar, potenciar o devolver la salud. Dichos aceites provenían de diversas plantas, flores, hierbas, etc. Su permanencia hasta nuestros días, es un signo inequívoco de que funcionan y de que el olfato está ligado no solo a los recuerdos, sino al bienestar. Esto es gracias a la aromaterapia.
¿Qué significa la aromaterapia?
Se trata de una técnica de tratamiento alternativa en la cual se utilizan aceites esenciales provenientes de la naturaleza para ofrecer bienestar específico o integral. Utilizada en la antigua China, la aromaterapia ya se conocía para usar aceites perfumados para tratar o curar afecciones. Pero también en el antiguo Egipto la aromaterapia tuvo un papel crucial en el embalsamamiento y preparación de los cuerpos de fallecidos.
A través de los siglos la aromaterapia se fue perfeccionando y especializando, llegando a Occidente, en donde se combinó con la ciencia. Fue ahí donde el análisis de compuestos químicos y la farmacología dieron una explicación científica a los principios terapéuticos de la aromaterapia. Despuntó en Europa entre los siglos XVIII y XIX, y para el s. XX, si bien se optó por otro tipo de tratamientos, no ha perdido auge y se le utiliza como terapia complementaria. Pero también como un procedimiento para producir ciertos estados (energía, tranquilidad) en las personas.
¿Cómo funciona la aromaterapia?
Básicamente, se utiliza aceites esenciales en donde no solo se huelen, sino que se frotan en rostro, muñecas y cuerpo. Pero también puede utilizarse mediante difusores para que las personas perciban un aroma específico y es aquí cuando entra su funcionamiento. Además de la absorción de los componentes de un determinado aceite esencial, también pueden percibirse por el olfato y causar un efecto.
El sentido del olfato está estrechamente ligado con los recuerdos y las emociones, así como con el instinto y nuestro humor. Por tanto, al percibir los compuestos emanados de un aceite esencial, puede llevar a un estado de relajación, de bienestar, de tranquilidad o de energía. Así que más allá de afirmar que la aromaterapia puede curar enfermedades, sí que puede ofrecer un beneficio a determinadas situaciones. Desde estrés hasta evocar recuerdos agradables o ligados a experiencias placenteras.
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